Diseño escandinavo en Pirineos: casas que abrazan la montaña
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Diseño escandinavo en Pirineos: casas que abrazan la montaña

Exploramos tres proyectos que fusionan arquitectura nórdica con paisajes pirenaicos: casas CLT de madera local, refugios reformados con principios hygge y viviendas suecas adaptadas al Valle de Arán.

Foto de RedacciónRedacción
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Hay algo extraño sucediendo en los valles del Pirineo catalán. Entre las masías centenarias de piedra gris y los refugios de montaña con tejados de pizarra, empiezan a aparecer casas que parecen llegadas de otro planeta. O más bien, de otro paralelo: el escandinavo. Estructuras de madera clara con ventanales que ocupan paredes enteras. Líneas limpias que rechazan todo ornamento. Interiores donde el blanco y la madera compiten por ver quién refleja mejor la luz de la nieve.

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No es una moda pasajera ni un capricho de arquitecto. Es el resultado de una migración silenciosa que se aceleró durante la pandemia: familias suecas, danesas, noruegas y finlandesas que descubrieron que los Pirineos ofrecen lo mismo que sus países de origen —montañas, nieve, silencio— pero con trescientos días de sol al año y a tres horas de Barcelona. Y decidieron quedarse.

Con ellos llegaron sus arquitectos, sus constructores y su forma de entender la vivienda. No como refugio temporal del frío, sino como espacio para habitarlo todo el año. No como demostración de estatus, sino como herramienta para vivir mejor. El resultado es un híbrido fascinante: el hygge escandinavo adaptado al barro de las pistas de esquí, la eficiencia sueca construida con madera de los bosques pirenaicos, el minimalismo nórdico abrazando las montañas que inspiraron a los románticos.

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Este artículo explora tres proyectos que ejemplifican esta fusión. Tres formas de construir —y de habitar— que están redefiniendo lo que significa tener una casa en la montaña española.

Caso 1: Las casas CLT de Enveitg

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Enveitg es un pueblo de apenas doscientos habitantes en la Cerdanya francesa, a un paso de la frontera española. Aquí, un promotor sueco y un estudio de arquitectura de Gotemburgo han levantado lo que probablemente sea el proyecto residencial de madera más ambicioso de todo el Pirineo: seis viviendas construidas íntegramente en CLT, la madera laminada cruzada que está revolucionando la construcción sostenible.

El CLT (Cross Laminated Timber) funciona como grandes piezas de Lego prefabricadas: paneles de madera encolados en capas perpendiculares que llegan a obra listos para ensamblar. Una casa que en construcción tradicional llevaría un año, con CLT se monta en semanas. Pero lo interesante no es solo la rapidez. Es lo que esa tecnología permite en términos de diseño.

"El lujo es la nieve que entra por la ventana sin que se escape el calor. Un cristal de suelo a techo donde el paisaje se convierte en el único cuadro que necesitas."
Erik Lindqvist, arquitecto del proyecto Enveitg

Las casas de Enveitg tienen ventanales de hasta seis metros de altura orientados al sur, hacia la sierra del Cadí. En invierno, la nieve cubre el paisaje y la luz rebota en los interiores blancos multiplicándose. En verano, los porches generan sombra suficiente para que el cristal no se convierta en un invernadero. El truco está en el estudio solar: cada casa está orientada para maximizar la ganancia térmica pasiva en invierno y minimizarla en verano.

¿Qué es el CLT y por qué funciona en montaña?

El CLT (Cross Laminated Timber) son paneles de madera maciza formados por capas encoladas en direcciones perpendiculares. Esta estructura le da una resistencia comparable al hormigón, pero con una huella de carbono negativa: la madera almacena CO2 en lugar de emitirlo. En climas de montaña, el CLT ofrece un aislamiento térmico natural excelente y regula la humedad interior de forma pasiva. Además, las juntas estancas eliminan los puentes térmicos que causan pérdidas de calor en construcción tradicional.

El resultado energético es espectacular. Las casas de Enveitg no necesitan calefacción convencional durante gran parte del invierno. Una estufa de leña en el salón —alimentada con madera de los bosques cercanos— y la ganancia solar directa son suficientes para mantener 21 grados con -10 en el exterior. En verano, la ventilación cruzada y la inercia térmica de la madera mantienen el interior fresco sin aire acondicionado.

Pero quizás lo más llamativo es el origen de la madera. No viene de Suecia ni de Finlandia. Viene de los propios bosques pirenaicos, procesada en aserraderos locales que han recuperado técnicas de transformación que estaban desapareciendo. Es diseño escandinavo, sí, pero construido con material de kilómetro cero.

Enveitg
Enveitg
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Caso 2: El refugio que aprendió hygge

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No todo el diseño escandinavo en Pirineos pasa por construir de cero. A veces, lo más interesante surge cuando una familia danesa compra un refugio tradicional de los años setenta y decide reformarlo sin traicionarlo. Eso es exactamente lo que ocurrió en esta casa cerca de Puigcerdà, un ejemplo de lo que podríamos llamar "restyling nórdico" aplicado a la arquitectura de montaña española.

La estructura original era típica de la época: paredes de piedra, vigas de madera oscura, distribución compartimentada con habitaciones pequeñas y un salón dominado por una chimenea de obra. Los nuevos propietarios —una pareja de Copenhague con dos hijos— querían mantener el carácter de refugio pero adaptarlo a su forma de vivir. Querían hygge, esa palabra danesa intraducible que mezcla confort, intimidad y bienestar.

El primer cambio fue la luz. Donde había ventanas pequeñas pensadas para conservar el calor, ahora hay cristales de doble altura con marcos de madera clara. Donde había tabiques que fragmentaban el espacio, ahora hay un gran ambiente abierto que conecta cocina, comedor y salón. La chimenea original se mantuvo, pero se le añadió un sistema de distribución de aire caliente que reparte el calor por toda la casa.

"El hygge no es un estilo decorativo. Es saber vivir el invierno sin huir de él. Abrazar el frío desde un lugar cálido."
Mette Olsen, propietaria

Los materiales cuentan una historia de contraste deliberado. La piedra original de las paredes exteriores se dejó vista en algunas zonas interiores, creando un diálogo entre lo nuevo y lo antiguo. Las vigas de madera oscura se lijaron y aclararon, pero sin perder las marcas del tiempo. Y sobre el suelo de baldosa hidráulica original —recuperada bajo capas de moqueta— se colocaron alfombras de lana natural que definen zonas de estar.

El resultado es un espacio donde el lujo no está en los metros cuadrados ni en los acabados caros, sino en la sensación de cobijo. En invierno, cuando la nieve cubre el tejado y el viento sopla fuera, el interior se convierte en un refugio real: cálido, luminoso, lleno de texturas que invitan a quedarse. En verano, las ventanas se abren y el porche se convierte en una extensión del salón, con vistas a un prado donde pastan caballos.

Claves del restyling nórdico en casas de montaña

1. Maximiza la luz natural: amplía ventanas, elimina tabiques innecesarios. 2. Mantén los elementos con historia: vigas, piedra, baldosas originales. 3. Usa materiales naturales y cálidos: madera clara, lana, lino. 4. Crea zonas de confort: un rincón de lectura, una chimenea activa. 5. Piensa en las cuatro estaciones: la casa debe funcionar igual de bien con nieve que con sol de agosto.

Caso 3: Una casa sueca en el valle de Arán

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El Valle de Arán tiene algo que lo diferencia del resto del Pirineo español: mira hacia Francia. Sus ríos bajan hacia el norte, su clima es atlántico, sus pueblos tienen tejados de pizarra empinados pensados para que la nieve resbale. Quizás por eso, cuando una familia de Estocolmo buscaba dónde construir su segunda residencia en España, eligieron este valle. Les recordaba a casa.

La casa que levantaron es un homenaje deliberado a la arquitectura rural sueca. Tejado a dos aguas con pendiente pronunciada, revestimiento de madera pintada en rojo Falun —ese tono óxido tan característico de las casas escandinavas—, y una planta rectangular sin complicaciones. Nada de anexos, ampliaciones ni formas caprichosas. Funcionalidad pura.

Pero el elemento más distintivo es el porche. Un espacio cubierto pero abierto que rodea la casa por tres lados, creando una zona de transición entre interior y exterior. En Suecia, estos porches se usan en verano para cenar fuera sin mojarse con las lluvias frecuentes. En el Valle de Arán, cumplen la misma función, pero además protegen la fachada de la nieve acumulada y crean un espacio perfecto para quitarse las botas de esquí antes de entrar.

"Un porche bien orientado vale más que treinta metros cuadrados extra de interior. Es donde sucede la vida cuando el tiempo lo permite."
Gustaf Eriksson, propietario

El interior sigue la misma filosofía de simplicidad. Una gran sala central con cocina abierta, dominada por una estufa de hierro fundido que es a la vez fuente de calor y elemento escultórico. Los dormitorios son pequeños, casi monásticos, pensados solo para dormir. No hay televisión en el salón ni wifi en los dormitorios. La idea es que la casa invite a estar presente, no a evadirse.

Los materiales son deliberadamente limitados: madera de pino local para estructura y revestimientos, piedra del valle para la chimenea y algunos muros, textiles de lana y lino en tonos naturales. Nada de plásticos, nada de acabados brillantes, nada que no pueda envejecer con dignidad. La casa está pensada para durar generaciones y mejorar con el tiempo.

Lecciones para el nómada que busca montaña

Estos tres proyectos comparten algo más que la influencia escandinava: una forma de entender la vivienda de montaña que rompe con décadas de inercia constructiva en España. Frente a los chalés recargados de los noventa, proponen líneas limpias. Frente a la obsesión por los metros cuadrados, priorizan la calidad del espacio. Frente a la construcción rápida y barata, apuestan por materiales nobles que duran.

Para quien esté pensando en una segunda residencia en los Pirineos —o en cualquier zona de montaña—, estos proyectos ofrecen pistas valiosas. La primera: no hace falta construir grande para construir bien. Una casa de 80 metros cuadrados bien diseñada puede ser más habitable que una de 200 mal pensada. La segunda: la orientación y la luz natural son más importantes que cualquier sistema de climatización. La tercera: los materiales locales no solo son más sostenibles, sino que conectan la casa con el lugar.

Pero quizás la lección más importante es otra. Estas casas no son solo lugares donde pasar las vacaciones. Son espacios pensados para cambiar la forma de vivir el tiempo libre. Para desconectar de verdad, no solo de la oficina sino del ruido digital constante. Para recordar que una tarde de invierno mirando nevar por la ventana, con un libro en las manos y una estufa encendida, puede ser el mayor de los lujos.

Guía rápida para buscar terreno en Pirineos

Si estás considerando construir en los Pirineos, ten en cuenta: 1) Las normativas urbanísticas varían enormemente entre municipios; consulta antes de enamorarte de un terreno. 2) La orientación sur es clave para eficiencia energética en montaña. 3) El acceso en invierno puede ser complicado; verifica el mantenimiento de pistas. 4) Los constructores con experiencia en CLT son todavía escasos; busca referencias en Francia o Cataluña. 5) El precio del suelo ha subido significativamente desde 2020, pero sigue siendo una fracción de los Alpes.

El Pirineo está cambiando. Lentamente, casa a casa, proyecto a proyecto, una nueva forma de habitar la montaña se abre paso entre las construcciones tradicionales y los excesos de décadas pasadas. Es una arquitectura que no grita, que no compite, que simplemente abraza el paisaje y se deja habitar. Como si siempre hubiera estado ahí.

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