Lugares del mundo

Chengdu: Un Tesoro Oculta en el Corazón de China

Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan, se erige como una joya escondida en el corazón de China. Esta ciudad milenaria, fundada en el año 316 a.C. por el rey Mu de la dinastía Shu, ha sido testigo de una rica historia que se entrelaza con su impresionante arquitectura y exquisita gastronomía, ofreciendo a los viajeros una experiencia única repleta de autenticidad y aventura.

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Sana’a: La Capital Histórica y Cultural de Yemen

Sana’a, la antigua capital de Yemen, es una ciudad que emana historia y misticismo. Fundada alrededor del siglo VI a.C., se ha desarrollado a lo largo de los siglos como un importante centro de comercio y cultura. Situada a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar en un fértil valle en el noroeste de Yemen, Sana’a se erige como un auténtico oasis en medio del árido desierto yemení. Sus calles laberínticas, bordeadas por edificios de arquitectura tradicional construidos con ladrillos de barro, evocan un pasado remoto en el que las antiguas civilizaciones del sur de Arabia prosperaron gracias al comercio de especias, incienso y otras mercancías preciadas.

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Yazd: un viaje al corazón de la antigua Persia

Yazd, la ciudad de las torres de viento y las cúpulas de adobe, es un verdadero oasis de autenticidad en el desierto iraní. Esta antigua urbe, cuna de la civilización persa, ha logrado mantener su esencia a través de los siglos, desafiando las tendencias globalizadoras y ofreciendo a los viajeros una experiencia única e inolvidable. Caminando por las laberínticas callejuelas de la ciudad antigua, uno se sumerge en un mundo de arquitectura tradicional única. Las casas de adobe, con sus intrincados patios interiores y elaborados badgires (torres de viento), son un testimonio vivo del ingenio y la maestría de los constructores persas. Estas estructuras, diseñadas para canalizar el aire fresco del desierto, mantienen los hogares frescos en los calurosos veranos y proporcionan un refugio acogedor en los inviernos fríos. La Mezquita del Viernes, es una obra maestra del arte islámico persa. Su imponente portal de entrada de azulejos esmaltados, sus exquisitas cúpulas y sus intrincados mosaicos de piedra cautivan a los visitantes con su belleza atemporal. En su interior, los fieles se reúnen para las oraciones, creando una atmósfera de serenidad y devoción que trasciende las barreras culturales. Yazd no es solo arquitectura y espiritualidad. La ciudad también es famosa por su rica gastronomía, una fusión de sabores únicos y técnicas culinarias ancestrales. Los amantes de la comida quedarán fascinados por los aromas y los sabores de los platos locales, como el famoso pollo Yazdi, una delicia culinaria que se remonta a la época de los imperios persas. Los pasteles y dulces tradicionales, como el baklava y el ghotab, son también imprescindibles para disfrutar de la auténtica experiencia gastronómica de Yazd. Más allá de la ciudad, los viajeros aventureros pueden explorar los impresionantes paisajes desérticos que rodean Yazd. Las dunas de arena ondulantes, los acantilados erosionados y los valles secos ofrecen una belleza cruda y sin igual. Para los amantes de la naturaleza, un paseo por el desierto al atardecer es una experiencia mística, donde los colores del cielo se funden con las formas terrestres en una danza de luz y sombra. Yazd también es un destino perfecto para aquellos interesados en la cultura y la historia persa. La ciudad ha sido testigo de la grandeza de los imperios antiguos y ha sido un importante centro de comercio y aprendizaje. Los zoroastrianos, una de las religiones más antiguas del mundo, han encontrado refugio en Yazd durante siglos, enriqueciendo la ciudad con su patrimonio cultural y sus tradiciones. Yazd es un lugar único que ofrece una experiencia auténtica e inolvidable. Sus calles laberínticas, su arquitectura de adobe, su gastronomía exquisita y sus paisajes desérticos cautivadores convierten a esta ciudad en un destino imprescindible para los viajeros que buscan algo más que el turismo convencional. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde las tradiciones se mantienen vivas y donde el espíritu de la antigua Persia aún late con fuerza.Uno de los aspectos más fascinantes de Yazd es su profunda conexión con la antigua tradición zoroastriana. Esta antigua religión persa, una de las más antiguas del mundo, ha encontrado un hogar acogedor en Yazd durante siglos. Los zoroastrianos, conocidos por su veneración al fuego y su respeto por la naturaleza, han dejado una huella indeleble en la cultura y la arquitectura de la ciudad. El Atash Behram, uno de los templos de fuego zoroastrianos más sagrados del mundo, se encuentra en el corazón de Yazd. Este antiguo lugar de culto, con su llama eterna ardiendo desde hace más de 1.500 años, es un testimonio vivo de la resiliencia y la devoción de esta comunidad. Los visitantes pueden experimentar la solemnidad y el misticismo de las ceremonias zoroastrianas, sumergirse en las enseñanzas de esta antigua sabiduría y comprender la importancia del fuego como símbolo de pureza y luz. Además del Atash Behram, los viajeros pueden explorar las Torres del Silencio, estructuras circulares elevadas donde los zoroastrianos practicaban sus rituales funerarios. Estas torres, ubicadas en las afueras de la ciudad, ofrecen una vista impresionante del desierto circundante y una oportunidad para reflexionar sobre las tradiciones y creencias de esta antigua religión. Otro aspecto destacado de Yazd es su rica tradición en la producción de seda. Los talleres de seda de la ciudad son un testimonio vivo del antiguo arte de la sericultura y el tejido. Los visitantes pueden presenciar el proceso completo, desde la cría de los gusanos de seda hasta el tejido de las exquisitas telas, apreciando la habilidad y la dedicación de los artesanos locales. Para los amantes de la aventura, Yazd ofrece la oportunidad de explorar los impresionantes paisajes desérticos que la rodean. Desde excursiones en vehículos todo terreno por las dunas de arena hasta caminatas por los valles secos y acantilados erosionados, las experiencias al aire libre en Yazd son verdaderamente únicas y emocionantes. Los amantes de la naturaleza quedarán cautivados por la belleza cruda y sin igual del desierto, donde los colores del atardecer se funden con las formas terrestres en una danza de luz y sombra. Yazd es un destino que cautiva a los viajeros con su autenticidad, su rica historia y su belleza sin igual. Desde sus calles laberínticas y su arquitectura de adobe hasta sus tradiciones zoroastrianas y su exquisita gastronomía, esta ciudad ofrece una experiencia verdaderamente única e inolvidable. Es un lugar donde el tiempo parece detenerse, donde las tradiciones se mantienen vivas y donde el espíritu de la antigua Persia aún late con fuerza. Para aquellos que buscan algo más que el turismo convencional, Yazd es sin duda un destino imprescindible.

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Ganjnameh, el tesoro escondido de la antigua Persia

En la provincia de Hamadán, en el noroeste de Irán, se encuentra Ganjnameh, un pequeño pueblo que cautiva con su encanto rural y su rica historia. A primera vista, podría parecer un destino insignificante, pero al adentrarse en sus callejuelas empedradas y contemplar sus edificios de adobe, uno se sumerge en un mundo de tradiciones ancestrales y tesoros arquitectónicos escondidos. Este pueblo ha sido testigo del paso de civilizaciones que han dejado su huella indeleble en la región. Desde las ruinas de la antigua ciudad de Ecbatana, capital de los medos, hasta los vestigios de la época parta y sasánida, Ganjnameh y sus alrededores ofrecen un fascinante viaje a través del tiempo. Una de las joyas arquitectónicas más destacadas es la Tumba de Esther y Mordecai, un complejo funerario del siglo VII que, según la tradición judía, alberga los restos de estos personajes bíblicos. Con sus impresionantes cúpulas azules y sus intrincados diseños de azulejos, este lugar sagrado atrae a peregrinos de todo el mundo y cautiva a los amantes de la arquitectura islámica. Ganjnameh no es solo historia y monumentos. Su encanto reside también en su vida rural auténtica. Los visitantes pueden sumergirse en la hospitalidad de sus gentes, observar a los artesanos tejer alfombras a mano siguiendo técnicas milenarias o disfrutar de la exquisita gastronomía local. Los platos típicos, como el abgusht (un estofado de carne, garbanzos y especias) o el kashk-e bademjan (un delicioso puré de berenjenas), son una verdadera delicia para el paladar.Para aquellos que buscan experiencias más activas, los alrededores de Ganjnameh ofrecen oportunidades únicas. A solo una hora en coche se encuentra el impresionante Monte Alvand, una imponente formación rocosa que se eleva a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar. Los excursionistas más intrépidos pueden disfrutar de caminatas por sus senderos y contemplar vistas panorámicas de la región. Otra atracción cercana es el pueblo de Nushabad, famoso por sus casas subterráneas excavadas en la roca. Estas viviendas únicas, conocidas como kandis, han sido habitadas durante siglos por las comunidades locales y ofrecen una mirada fascinante a la arquitectura vernácula de la región. Pero quizás lo más cautivador de Ganjnameh sea su ambiente tranquilo y su ritmo de vida pausado. Lejos del bullicio de las grandes ciudades, este pueblo invita a desacelerar y sumergirse en la auténtica vida rural iraní. Pasear por sus calles, observar a los ancianos jugando al ajedrez en las plazas o disfrutar de un té aromático en uno de los pequeños cafés locales son experiencias que permiten conectar con la esencia misma de este lugar. Al final del día, cuando el sol se pone detrás de las montañas circundantes, Ganjnameh se tiñe de tonos dorados y rojizos, creando un espectáculo visual inolvidable. Es en estos momentos cuando uno se da cuenta de la belleza sencilla pero profunda de este rincón de Irán, lejos de las multitudes turísticas y las atracciones mainstream. Ganjnameh es, sin duda, un destino para aquellos que buscan sumergirse en la auténtica cultura iraní, explorar tesoros históricos y disfrutar de la hospitalidad y la calidez de su gente. Es un lugar que invita a desacelerar, a conectar con la naturaleza y a descubrir las riquezas ocultas de esta antigua tierra.