Cuando hablamos de alta gastronomía, uno de los nombres imprescindibles es Jordi Roca, el chef catalán que ha llevado el arte de la repostería a niveles nunca antes vistos. Como el menor de los tres hermanos al frente de El Celler de Can Roca, Jordi ha ganado fama por su creatividad y habilidad para transformar postres en verdaderas obras de arte, conquistando a los paladares más exigentes. En este artículo para Nomadiq Magazine, exploraremos la historia de Jordi Roca, su camino en la cocina y sus proyectos más actuales, que siguen sorprendiendo al mundo gastronómico. Una Infancia Rodeada de Sabores Nacido en Girona en 1978, Jordi Roca creció en un entorno que le inculcó desde muy joven el amor por la cocina. Sus padres, dueños de un modesto restaurante familiar, plantaron la semilla que más tarde germinaría en una carrera culinaria de renombre mundial. Sin embargo, fue el restaurante El Celler de Can Roca, fundado en 1986 por sus hermanos mayores Joan y Josep, el espacio donde Jordi comenzaría a desarrollar su pasión por los postres y a experimentar con ingredientes y técnicas. A pesar de que su entrada al restaurante fue, en un principio, para ayudar en la cocina general, Jordi encontró su verdadera vocación en el área de postres, donde se convirtió en el chef pastelero del establecimiento. Sin embargo, el camino no fue fácil. Durante un tiempo, Jordi no se sentía parte del restaurante, llegando a confesar que prefería salir de juerga con sus amigos antes que implicarse en la cocina. Tampoco quería estar a la sombra de sus hermanos mayores, Joan y Josep, quienes ya destacaban como figuras clave en El Celler de Can Roca. Con el tiempo, sus creaciones se volvieron tan sofisticadas y originales que El Celler de Can Roca no solo se hizo famoso por su cocina innovadora, sino también por los postres de Jordi, que aportaban un toque de magia al restaurante y le permitieron forjar su propia identidad dentro del equipo familiar. El Celler de Can Roca: Un Éxito Compartido Junto con sus hermanos, Jordi ayudó a catapultar El Celler de Can Roca al estrellato gastronómico mundial. El restaurante, con tres estrellas Michelin, ha sido reconocido en varias ocasiones como el mejor restaurante del mundo en el prestigioso ranking de The World’s 50 Best Restaurants. Mientras Joan lidera la cocina y Josep se ocupa de la enología como sommelier, Jordi se ha convertido en el genio detrás de los postres. Su estilo se caracteriza por una mezcla de innovación, técnica y poesía, que eleva el concepto de postre mucho más allá de lo convencional. Entre sus creaciones más icónicas se encuentra el postre llamado «Anarkia», una sinfonía de sabores y texturas que rompe con las reglas tradicionales de la repostería. El trabajo de Jordi en El Celler ha sido reconocido con múltiples galardones, incluyendo el título de Mejor Chef Pastelero del Mundo en 2014 por The World’s 50 Best. La Pasión por el Helado: Rocambolesc Uno de los proyectos más personales y exitosos de Jordi Roca es su heladería Rocambolesc, una extensión lúdica y creativa de su trabajo en El Celler. Abierta en 2012 en Girona, Rocambolesc se ha convertido en un lugar de referencia para aquellos que buscan una experiencia única en helados. Rocambolesc no es una heladería tradicional. Aquí, Jordi aplica las mismas técnicas y el mismo rigor creativo que emplea en sus postres, ofreciendo helados y sorbetes con sabores inusuales y presentaciones que despiertan la imaginación. Entre las creaciones más famosas se encuentra el panet helado, un brioche relleno de helado que es sellado y calentado, combinando lo frío del helado con lo caliente del pan. Lo que comenzó como un proyecto para acercar la alta cocina al público general, ha crecido hasta convertirse en una cadena con varias ubicaciones en España, e incluso presencia en Singapur. Además, Rocambolesc ofrece una gama de productos sostenibles, destacando la importancia de la ecología y el respeto por el medio ambiente en la producción de alimentos. La Perfumería Comestible: El Proyecto NUBE Otro de los proyectos innovadores de Jordi Roca es NUBE, una colaboración con el perfumista Ernesto Ventós, en la que ambos exploran la relación entre el olfato y el gusto. NUBE no es un restaurante ni una tienda de postres, sino un espacio sensorial donde se pueden degustar «perfumes comestibles». La idea es que los comensales puedan saborear los aromas a través de esencias transformadas en alimentos. Este proyecto es un claro ejemplo de cómo Jordi ha expandido los límites de la repostería, convirtiendo los postres en una experiencia sensorial total, donde no solo el paladar está implicado, sino también el olfato, la vista y las emociones. NUBE es una muestra de su capacidad para conectar la gastronomía con otras disciplinas artísticas y sensoriales. El Libro «Casa Cacao» y la Fábrica de Chocolate Otro de los grandes proyectos de Jordi Roca es Casa Cacao, un libro y una fábrica de chocolate que abrió en Girona en 2020. En este proyecto, Jordi explora los orígenes del cacao, desde su cultivo en países tropicales hasta su transformación en chocolates finos y bombones. Para la creación de Casa Cacao, Jordi viajó a países productores de cacao como Perú, Ecuador y Colombia, con el objetivo de comprender mejor el proceso y las dificultades que enfrentan los productores. Casa Cacao es más que una chocolatería; es un homenaje a los pequeños agricultores que trabajan en condiciones difíciles para producir uno de los ingredientes más preciados de la gastronomía. En este proyecto, Jordi también destaca la importancia de la sostenibilidad y el comercio justo, asegurando que el cacao utilizado provenga de fuentes éticas y responsables. Desafíos A pesar de su éxito, Jordi Roca no ha estado exento de desafíos. En 2018, reveló que había sido diagnosticado con distonía, una enfermedad neurológica que afecta el control muscular, incluyendo su capacidad para hablar y coordinar algunos movimientos finos. Sin embargo, este diagnóstico no lo ha detenido. Aunque ha tenido que ajustar su manera de trabajar, Jordi