Mario Arramendi

Benares: La Ciudad de los Vivos y los Muertos

Ubicada a orillas del río Ganges, Benares (también conocida como Varanasi) es una de las ciudades más antiguas del mundo y un epicentro espiritual de la India. A menudo referida como la «Ciudad de los Vivos y los Muertos», Benares es un lugar sagrado para los hindúes, donde la vida y la muerte coexisten en un equilibrio único. Para los fieles, morir en Benares es la llave para romper el ciclo de la reencarnación y alcanzar el moksha (la liberación).

Descubriendo el Daruma, el Símbolo Icónico de la Perseverancia Japonesa

Adentrándonos en el corazón de la cultura japonesa, encontramos una figura singular y fascinante: el Daruma. Esta muñeca redonda, sin piernas, con una mirada penetrante y una sonrisa enigmática, trasciende su apariencia decorativa para convertirse en un profundo símbolo de determinación, perseverancia y resiliencia—valores que han moldeado el espíritu de Japón a lo largo de los siglos.

the mountains are covered in snow and trees

Aigüestortes, el corazón indomable de los Pirineos catalanes

Aigüestortes es una pequeña localidad ubicada en el corazón del Pirineo catalán, en la provincia de Lérida. A pesar de su reducido tamaño, esta aldea se ha convertido en un destino codiciado para aquellos viajeros que buscan sumergirse en la esencia más pura de la naturaleza y la cultura pirenaica.     La historia de Aigüestortes se remonta al siglo XI, cuando se fundó como un pequeño asentamiento dedicado a la ganadería y la agricultura. A lo largo de los siglos, sus habitantes han sabido adaptarse a las duras condiciones climáticas de la montaña, desarrollando una forma de vida única y forjando una identidad cultural genuina. Una de las principales atracciones de Aigüestortes es su entorno natural privilegiado. La aldea se encuentra enclavada en el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. Este parque alberga una impresionante variedad de paisajes, desde imponentes picos nevados hasta valles verdes salpicados de lagos de origen glaciar. Los senderos que serpentean por el parque ofrecen innumerables oportunidades para practicar senderismo y disfrutar de vistas espectaculares. Uno de los recorridos más populares es el que conduce al Estany de Sant Maurici, un lago de aguas cristalinas rodeado por imponentes paredes rocosas. Otro destino imperdible es el Pico de la Renclusa, una cima de 2.722 metros de altura que desafía a los excursionistas más experimentados. Más allá de su belleza natural, Aigüestortes también cautiva por su rica herencia cultural. La arquitectura tradicional de la aldea, con sus casas de piedra y tejados de pizarra, es un testimonio vivo de la forma de vida pirenaica. Pasear por sus calles empedradas es como retroceder en el tiempo, transportándose a una época en la que el ritmo de vida estaba marcado por los ciclos de la naturaleza.La gastronomía de Aigüestortes es otro de sus atractivos principales. La cocina local se basa en ingredientes frescos y de temporada, muchos de ellos cultivados o recolectados en la propia región. Los platos típicos reflejan la dureza del clima y la necesidad de aprovechar al máximo los recursos disponibles. Una de las especialidades más destacadas es el civet de jabalí, un guiso lento y sustancioso que se prepara con carne de jabalí, vino tinto y una variedad de hierbas aromáticas. Otro plato emblemático es la truita de riu, una trucha de río cocinada a la brasa o a la plancha, acompañada de patatas y verduras de la huerta. Los quesos artesanales también ocupan un lugar destacado en la gastronomía local. El más famoso es el Formatge de l’Alt Urgell i la Cerdanya, un queso curado de leche cruda de vaca que se produce en la región desde tiempos inmemoriales. Su sabor intenso y su textura firme lo convierten en un manjar para los paladares más exigentes. Para los amantes del vino, Aigüestortes ofrece la oportunidad de degustar los tintos y blancos de la Denominación de Origen Costers del Segre, una región vinícola que se extiende por las laderas de los Pirineos. Estos vinos, elaborados con variedades autóctonas como la Garnacha Tinta y la Parellada, reflejan la esencia del terruño pirenaico. Para los amantes de la historia y la cultura, Aigüestortes ofrece la oportunidad de sumergirse en la vida cotidiana de los pueblos pirenaicos. El Museo de las Trementinaires, ubicado en una antigua casa de pastores, muestra cómo se aprovechaban los recursos naturales de la zona, como la resina de los pinos, para obtener productos esenciales. Además, el museo cuenta con una colección de utensilios y herramientas que reflejan las duras condiciones de vida en la montaña. Otra de las atracciones destacadas de Aigüestortes es el Centro de Arte y Naturaleza, un espacio expositivo que fusiona el arte contemporáneo con el entorno natural. Aquí se pueden admirar instalaciones y obras de artistas nacionales e internacionales que dialogan con el paisaje, creando una experiencia única e inolvidable. Para aquellos que buscan una experiencia más activa, Aigüestortes ofrece numerosas oportunidades para practicar deportes de aventura. Además del senderismo, los visitantes pueden disfrutar de actividades como la escalada, el rafting o el barranquismo en los ríos y gargantas de la zona.

Scenic view in Lanzarote

Descubre Timanfaya, el corazón volcánico de Lanzarote

Imagina un paisaje lunar, un mar de lava petrificada que se extiende hasta donde alcanza la vista. Bienvenido a Timanfaya, un lugar único en el mundo, un tesoro natural situado en la isla de Lanzarote, en las Islas Canarias. Esta reserva natural, declarada Parque Nacional en 1974, es el resultado de una de las mayores erupciones volcánicas de la historia, que tuvo lugar entre 1730 y 1736, y que sepultó un cuarto de la isla bajo toneladas de lava. La visita a Timanfaya es una experiencia sensorial única, un viaje al corazón de la tierra. Desde el Centro de Visitantes, partiremos en un autobús que nos llevará a recorrer la Ruta de los Volcanes, un circuito de 14 kilómetros que serpentea entre cráteres, conos volcánicos y mares de lava solidificada. A lo largo del recorrido, nuestro guía nos explicará la formación de este paisaje único y nos contará las leyendas y tradiciones de los habitantes de la isla, que tuvieron que huir de las coladas de lava que amenazaban con engullirlo todo. Una de las paradas más impresionantes es el Montaña Rajada, un cráter de más de 600 metros de diámetro y 200 metros de profundidad, cuyas paredes agrietadas parecen a punto de desmoronarse. Aquí, podremos asistir a una demostración del calor que aún emana del subsuelo, cuando nuestro guía arroje un poco de agua en un agujero y esta salga expulsada en forma de vapor hirviente. Pero Timanfaya no es sólo un paisaje volcánico. Es también un refugio para una rica biodiversidad que ha sabido adaptarse a las duras condiciones de este entorno. Verdes matorrales de aurina y jara cubren las laderas de los cráteres, mientras que en las grietas de la lava encuentran cobijo pequeños lagartos endémicos de la isla. Y en el cielo, las rapaces planean en busca de su presa, disfrutando de los vientos que soplan sin obstáculos sobre esta tierra desnuda. Lanzarote es una isla de artistas, y Timanfaya no es una excepción. El genio creativo de César Manrique, hijo de la isla, ha dejado su huella en este paraje volcánico. Fue él quien diseñó el Centro de Visitantes, integrándolo de forma armoniosa en el paisaje con su característico estilo orgánico y minimalista. Y en la Ruta de los Volcanes, encontraremos algunas de sus esculturas más impresionantes, como El Jardín de los Cactus, una composición de piedra y plantas crasas que parece brotar de la misma lava. Después de recorrer Timanfaya, es el momento de disfrutar de la gastronomía de Lanzarote, profundamente enraizada en la tierra volcánica que la sustenta. En los restaurantes de la isla, podremos saborear platos cocinados al calor de la tierra, como los famosos cochinos asados, o degustar los exquisitos vinos de la denominación de origen Lanzarote, elaborados con uvas cultivadas en los característicos hoyos excavados en la lava, que protegen las cepas del viento y retienen la humedad. Pero sin duda, el máximo exponente del arte en Lanzarote es la propia obra de César Manrique, que impregna toda la isla con su visión única y su respeto por el entorno natural. Además del Centro de Visitantes de Timanfaya y el Jardín de los Cactus, no podemos dejar de visitar su casa-estudio de Taro de Tahiche, una vivienda troglodita excavada en un antiguo búnker militar y decorada con un exquisito gusto, donde el artista vivió hasta su muerte en 1992. Otro de los lugares emblemáticos de Manrique es el Mirador del Río, un impresionante balcón sobre el estrecho que separa Lanzarote de la isla de La Graciosa. Desde este mirador, excavado en la roca volcánica, podremos disfrutar de unas vistas espectaculares al mar y a los acantilados, mientras degustamos un café o un cóctel en su elegante cafetería. Pero Lanzarote no es sólo arte y volcanes. La isla también guarda tesoros arqueológicos que nos hablan de sus primeros habitantes, los aborígenes guanches. En el yacimiento de la Cueva de los Verdes, podremos adentrarnos en un fascinante túnel volcánico de más de 6 kilómetros de longitud, decorado con pinturas rupestres y restos de cerámica que nos transportan a la vida de estos pueblos prehistóricos. Y para los amantes de la naturaleza, Lanzarote ofrece rincones de una belleza salvaje y espectacular, como los Jameos del Agua, una gruta volcánica con un lago interior de aguas cristalinas, o el Parque Nacional de Los Volcanes, un mar de cráteres y coladas de lava que se extiende al norte de la isla. Lanzarote es una isla única, un destino que cautiva por su autenticidad y su capacidad para sorprender a cada paso. Desde los paisajes lunares de Timanfaya hasta los rincones más insospechados, esta pequeña joya del Atlántico ofrece una experiencia inolvidable para los viajeros más exigentes y curiosos.